Jorge Flores

Especial para Agencia de Noticias 707

El final de la semana pasada se vivió en Lomas de Zamora un nuevo episodio de la imprecisa relación entre el alcalde local y la dirigencia sindical parcialmente conurbánica.

Si bien la diligencia comunal de entrega de diplomas de cursos cortos municipales, se había constituido en una módica acción seguramente importante para los alumnos, la política tendría las fotos a las que nos tiene acostumbrado un inentendible Otermín.

Medios oficiosos indican que Jorge Walter Correa es peronista, activo militante peronista y es ex Secretario General del Sindicato de Obreros Curtidores de la República Argentina (SOCRA) ocupando a la fecha el cargo de 1° Delegado Congresal de esa Organización Sindical, ante La Federación que nuclea la actividad, de ahí se desprende que el hoy ministro de Trabajo de Kicillof, no deja de ser un sindicalista ocupando genuinamente un cargo en la política bonaerense.

Existen quienes afirman que la inexperiencia del alcalde respecto al mundo sindical es supina y también califican como infantilismo político, la creencia que su figura, es la más importante y representativa de la comuna, minimizando el poderío del Movimiento Obrero Organizado de la región y sin conocer en profundidad un universo laboral tan rico y de especial gravitación en la vida de todos los argentinos.

También se indica, en algunos pasillos, sobre la ingenuidad de Otermín, de esconder la cabeza en la tierra dejando “su trasero” a la vista, pensando en que el tiempo saldó la gravísima ofensa que ejecutó siendo presidente de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, negándose a realizar un homenaje a José Ignacio Rucci.

Algunos memoriosos recuerdan la excusa ensayada por Otermín a través de terceros con el tan conocido “no fue tan así”, que quedaron desarticuladas por un video difundido por la oposición de ese entonces y reafirmadas por el enojo más que justificado de la hija y el hijo del líder metalúrgico. Esa cuenta para algunos está pendiente, resulta dolorosa y no sana.

No menor resulta que a siete meses de su gestión no haya tenido ninguna iniciativa respecto a otro vejamen al Movimiento Obrero zonal y al peronismo en general, cuando con motivo de la remodelación de la Plaza Central de Lomas de Zamora destruyeron el Paseo de la Justicia Social ubicado estratégicamente sobre la Plaza , frente a la avenida Hipólito Yrigoyen.

Si bien el flamante alcalde lomense no es responsable directo que hoy El general Juan Domingo Perón, Eva Perón, Saúl Ubaldini, José Ignacio Rucci, Oscar Smith y Dirck Henry Kloosterman se encuentren en una suerte de celda de gruesos barrotes de seis metros por dos y con las plaquetas, onerosas por cierto, que rompieron los empleados municipales que remodelaron el Paseo de la Justicia Social y la trasladaron a un sector poco visible casi como un apéndice de poca monta del ingreso al estacionamiento subterráneo. El deterioro de los bustos y las placas, más la cuestión destructiva de la alcaldía lomense resulta inadmisible y el reprobable accionar de Otermín hacia los símbolos del peronismo y el sindicalismo son contrastantes con sus intenciones de presidir el PJ Lomense próximamente.

Otermín, ya degustó las mieles de la buena relación con la dirigencia sindical en una actividad que se realizó en la Cámara de Comercio de Lomas, en esa oportunidad, los representantes de los comercios, huyeron del compromiso confrontativo con las políticas de ajuste del Gobierno Nacional y se quedaron literalmente escondidos tras los cortinados.

El inquilino momentáneo del segundo piso de Manuel Casto y Sáenz, que se niega a salir de su zona de confort, impulsa un pretendido gobierno de la comunidad, pero sólo asiste a sitios garantizados por su militancia de funcionarios y empleados que conforman siempre microclimas de afecto y aprobación, pero, no termina de internalizar que se fortalecería mucho si uniera la política local con las estructuras sindicales.

Sería más gratificante y productivo, si el alcalde local hiciera un esfuerzo intelectual intenso que le permitiera entender la potencia que le daría a su triste y deslucida gestión, tomar acciones conjuntas con el Movimiento Obrero Organizado del distrito de Lomas de Zamora y aprendiera rápidamente como analizar las características de su dirigencias, ya que los hay dialoguistas, con experiencia política, gordos, duros, poco transigentes, analistas, observadores y algunos con vinculaciones destacadas con dirigentes de primera línea tanto nacional, como provincial.

Despreciar ese potencial, lo ubica a Otermín en inminente ganador de la maratón de la imbecilidad, aún así, estaría con un margen de posibilidad de comprometer a todo el arco sindical que junto a sus estructuras le agreguen contundencia real y brillo destacable a su hasta ahora paupérrima gestión demostrada.

La inexperiencia de Otermín se pone de manifiesto en diferentes áreas, pero se agiganta en una supervaloración de su propia persona y la exacerbación del cargo que ostenta; por un lado, ya nadie desconoce que su llegada al Gobierno bonaerense no es óptima y prueba fehaciente resulta que Axel Kicillof suele juntarse con intendentes y el lomense pocas veces es de la partida.

Algunos insisten en afirmar que el deficitario perfil de Otermín en el firmamento bonaerense tiene que ver con que aún continúa salpicado por el tema “Chocolate” y que cada vez es más firme la tendencia a pensar que Martín Insaurralde, lejos de sus apetencias esmeraldas, sobre su pretendida candidatura a la Gobernación de la Provincia, estaría ejerciendo una suerte de poder en las sombras lomenses.

De todos modos y a pesar que el machismo político no se resigne, la única dirigente lomense gravitante en los ámbitos de la Provincia continúa siendo la ex intendente interina, la joven mamá ligada al deporte y las instituciones barriales.

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